Tiempo de juego:
2552 minutos
Con The Last Remnant vamos a vivir la aventura del joven Rush Sykes, a quien conocemos en plena búsqueda de su hermana Irina, secuestrada por extrañas criaturas, viéndose atrapado sin comerlo ni beberlo en todo un conflicto bélico. A partir de ese momento entrará en contacto con algunos de los importantes personajes secundarios, como el noble David, o Emma, y esto es una estupenda excusa para mostrarnos las diferentes razas que pueblan este mundo de fantasía con una estética que combina (la mayoría de las veces con acierto) tendencias muy modernas con otras de corte de fantasía medieval. En este mundo, además, hay se juntan científicos y tecnología, como los padres de Sykes, y magia a partes iguales, y unos artefactos mágicos muy especiales en torno a los que gira el mundo y que son, de hecho, el principal foco de investigación de los científicos.
El conflicto reside, desde una perspectiva un tanto burda, en básicamente un enfrentamiento entre los detractores y los que son favorables a esos elementos, desatándose sin piedad cuando entra en escena un misterioso personaje capaz de dominar toda la magia que esconden, sin límites. A partir de ahí empieza a desarrollarse una historia que, descubriremos, es mucho más compleja y bien hilada que lo que nos había dejado intuir el título en sus primeros compases, llevándonos pronto a un encauzamiento hacia lo épico, tanto por el desarrollo jugable como por el narrativo.
Buena parte del logro se consigue gracias a que, en realidad, el eje de la historia no gira tanto en torno al pobre de Rush, sino más bien con respecto su némesis, un personaje misterioso, ese hombre capaz de dominar la magia, y antítesis en todo de Sykes. Su presencia es contundente, sus secretos son el auténtico empuje al jugador, y su poder parece casi ilimitado.
Otro elemento de distinción reside en las localizaciones del juego. Las ciudades que vamos visitando presentan diseños personalizados en cada ocasión, cada una de ellas con su propia línea estética, y aunque es posible que el abanderado de la libertad creativa en este campo sea, en muchos sentidos, Baten Kaitos, el trabajo en The Last Remnant, dentro de su línea estética, es más que equiparable. Consigue transmitirnos una sensación muy consistente de estar en un mundo de fantasía, verosímil, coherente, mostrando siempre el empeño puesto por todo el equipo artístico.
Una importante virtud del juego es su sistema de lucha. Nosotros no controlaremos estrictamente a un personaje, sino a un grupo de personajes. Empezaremos con pocos, y paso a paso, el alcance de las batallas irá creciendo en dimensiones hasta convertirse en impresionantes luchas épicas. Cada una de esas batallas se descompone en unidades, aliadas y enemigas, conformadas por diversos grupos de personajes que son quienes componen nuestro ejército con un planteamiento muy similar a la estrategia por turnos en múltiples aspectos.
Además, el concepto de la individualidad de los personajes, queda totalmente relegada, y las órdenes que damos, el daño que recibimos, etc., son siempre con un carácter inevitablemente grupal. Si tenemos en cuenta que las opciones que se presentan varían en función de la posición relativa con los enemigos (porque no es lo mismo atacar de frente que por los flancos, o por la retaguardia), y algunas variables más, vemos que es importante controlar esos aspectos y saber a qué unidad enemiga vamos a atacar con qué unidad nuestra para no dejar flancos descubiertos, exponer partes del grupo, o, claro, también para ganar ventaja estratégica sobre el terreno.
Pero no nos engañemos: cada miembro es también un individuo, en la medida en que debe ser reclutado, equipado, y, en general, recibir una parte importante de nuestra atención para que sus ventajas personales se integren y funcionen en el conjunto de la unidad de la que forme parte, y sólo si todas las unidades están bien preparadas harán fuerte a nuestro ejército.
En las luchas veremos una barra de moral, en la zona superior de la pantalla, lo que ajusta la fuerza y defensa de uno y otro bando en función de quién tenga más impulso moral. Ésta irá incrementándose en función de los resultados positivos o negativos de cada turno, y puede llegar a ser determinante una vez empecemos a hacer frente a retos serios. De la misma manera, poco a poco irán cobrando importancia elementos como la posición en el campo de batalla, el tipo de campo de batalla, el rango de ataque, la potencia de los objetos, el equipamiento... y la formación de las unidades.
Tenemos que poner empeño en plantear bien la estrategia y el desarrollo del combate, y para eso es importante intentar luchar cada vez tengamos una posibilidad, para ir experimentando y mejorando de cara a las futuras batallas serias. En ese sentido, lo cierto es que tanto las funciones de tutorial como la curva de dificultad se han trazado muy bien, y estaremos preparados sobradamente para cuando lleguen los momentos de mayor complejidad, en general es un juego exigente y precisa dedicación y atención. Eso, por suerte, nos recompensa con batallas intensas, emocionantes y divertidas.
The Last Remnant es un juego de rol con encanto. Tiene encanto en todo su trabajo artístico, en su sistema de juego, en su historia, en sus personajes..Nos encontramos ante un juego que puede darnos más de 60 horas disfrutables (me lo acabe en xbox 360 en su momento), si nos entretenemos en hacer secundarias etc.
Es una joya de esas que en su momento pasarón desapercibidas y merece mucho la pena, desgraciadamente square-enix a decidido eliminarlo de steam con lo cuál es buen momento para pillarlo antes de que desaparezca de la tienda, el plazo máximo para pillarlo es el 4 de septiembre.
Nota: 8/10
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