Tiempo de juego:
1077 minutos
Juego de exploración y creación de objetos con ligeros toques de simulador agrícola que tiene lugar en un mundo abierto en tercera persona de la mano del estudio australiano Prideful Sloth (su primer título).
[h1]Explorando Gemea[/h1]
“Si quieres encontrar respuestas, utiliza la Brújula Divina para llegar hasta Gemea”. Este es el mensaje dejado por el padre del (o la) protagonista cuando de repente, a bordo de una embarcación con la mencionada brújula, una tormenta la hace zozobrar, despertándose poco después en una isla desconocida. La trama es simple pero entretenida, el guion no es el centro de atención.
La mecánica principal del juego es la exploración, no hay límite de tiempo ni enemigos, incluso si saltamos de una gran altura, el personaje usa un paraguas para caer lentamente. La isla de Gemea ha sido contaminada por algo llamado Tiniebla, que nos cortará el acceso a caminos y secretos. Nada más empezar descubriremos que podemos hablar con unos seres llamados Duendes (espíritus que trabajan bajo Aaerie, el ser protector de la isla). Existen 26 Duendes que usaremos para despejar la Tiniebla, son fáciles de encontrar y el máximo que necesitaremos en un momento dado son 16. No supondrán una gran traba para nuestro avance.
El mapeado es bastante amplio, con ocho áreas bien diferenciadas y, aunque al principio funciona bien e invita la exploración y el descubrimiento, a la hora de navegar después no es tan ideal debido en parte a cómo funcionan los puntos de navegación. Existen muchos rodeos para llegar a algunas zonas pero el mapa únicamente marca una línea recta, no un camino en sí. No es terrible una vez tomas nota de dichos sitios y construyes algunos puentes, pero sí es inconveniente.
Otra gran parte del juego es la creación de objetos. En nuestros viajes encontraremos montones de objetos que podremos recoger, algunos con las manos y otros mediante el uso de herramientas. Siguiendo un poco la historia no tardaremos en conseguir cinco tipos de herramientas: hacha, martillo, caña de pescar, pico y hoz. Cada herramienta tiene un uso concreto y estaremos cambiando entre ellas constantemente. El juego no dispone de accesos directos o un menú radial, además, tenemos que crear cada cosa de una en una, resulta un tanto problemático en ocasiones. Nuestro inventario en bastante amplio lo que no requiere tener que estar almacenando objetos continuamente, aunque disponemos de un cofre al que accederemos desde cada granja.
Lo que lleva a la tercera mecánica, la simulación agrícola. Podremos crear varias granjas pero este punto está poco desarrollado. Podemos plantar y domesticar animales, lo que nos irá dando objetos de manera puntual. Para domesticar a un animal debemos crear un recinto donde ponerlo (grande o pequeño) y atraerlo hasta la granja. Esta mecánica no funciona tan bien como debería, es fácil dejar al animal atrás o que se atasque, además, el objeto sólo funciona de manera temporal con lo que habrá que darle otro de cuando en cuando si está muy alejado de una de nuestras granjas. Para la limpieza y cuidado de las granjas podremos contratar trabajadores.
No existe una moneda de cambio en el juego, se comercializa mediante un intercambio equivalente. Algunos de los objetos tienen un valor variable dependiendo de la zona; los productos locales siempre tendrán un valor menor. Existen distintos gremios y formar parte de ellos nos dará acceso a nuevas recetas con las que confeccionar más objetos. Aun así este sistema no es tan interesante como podría haber sido y tenderemos a utilizar un par de productos que consigamos en nuestras granjas que tengan un valor elevado y constante (como moras o patatas), es lo más eficiente.
En nuestro viaje por la isla encontraremos pueblecitos con bastantes misiones opcionales y coleccionables, algunos bien escondidos. Cada año en el juego son 30 días, separado en cuatro estaciones. Distintos animales, objetos y eventos dependen de la hora del día o época del año. Existen unas rocas con forma de cara que actúan a modo de viaje rápido llevándonos a un punto de conexión donde acceder a cualquiera que hayamos desbloqueado. También podemos crear un objeto de un uso que nos transporta a cualquiera de nuestras granjas.
Es compatible con mando y, pese a que creo que el personaje se controla un poco mejor con este, no existe la opción de desactivar la vibración o cambiar la sensibilidad de la cámara, lo cual no es tan bueno.
Artísticamente el juego está muy bien, ofreciendo grandes vistas en cada uno de los biomas, aunque el personaje tiene unas colisiones un poco extrañas con el entorno. El audio está muy cuidado con cada efecto, animal, cambio climático y una banda sonora ambiental que le sienta bien. No dispone de voces pero viene traducido al español, eso sí, la traducción no está muy allá, con fallos en bastantes ocasiones en los géneros masculino y femenino y en el singular y el plural, así como alguna falta de ortografía grave y algunas expresiones latinoamericanas que aquí no se utilizan. Se entiende bien, pero podría haber estado más cuidada.
La historia no es muy larga, pudiendo terminarla en unas 8 horas. Si completamos las misiones secundarias y exploramos bien la isla, duplicaríamos el tiempo debido a los requisitos de algunos puentes. Una vez terminado podemos seguir con nuestra partida y se desbloquean un par de misiones extra.
En cuanto al estado técnico, bien en general, algo de [i]pop-in[/i] y encontré un [i]bug[/i] que por suerte se solucionó al cargar partida (el personaje no sacaba la lámpara de noche).
[b]Yonder: The Cloud Catcher Chronicles[/b] es una relajada aventura con bastantes cosas que hacer y un buen estilo artístico que se hubiese beneficiado más si contase con ciertas facilidades y opciones extra en la exploración y a la hora de crear objetos. Recomendado para aquellos que busquen pasar unas tardes con un juego tranquilo.
👍 : 2 |
😃 : 0