Tiempo de juego:
193 minutos
Este es el primer juego brasileiro al que tengo el placer de jugar, una muestra de las creaciones del país sudamericano, un juego extraño y que puede resultar muy decepcionante por varios motivos.
Encarnamos a Moonchild durante su vida, desde que nace hasta que se convierte en adulta; la historia principal se basa en cómo va creciendo y a medida que crece puede llevar a cabo diversas acciones que no podría con menor edad; su objetivo principal es acabar con un dragón que le atormenta, pero para ello deberá alcanzar la sabiduría que otorga la experiencia y la edad. Cada elemento del terreno representa alguna parte de la existencia. Puede parecer un interesante punto de partida, pero la historia es confusa, llena de tópicos existencialistas y difícil de comprender, en su afán por darle un toque trascendental, los desarrolladores han construido una trama bastante olvidable.
En cuanto a gráficos, son resultones, con una amplia paleta de colores, sin embargo, a veces tanto colorín puede llegar a ser molesto para la vista, y a pesar del esfuerzo gráfico, los escenarios son escasísimos, una torre con un árbol interior y la parte de los sueños, no hay más. Aparte de ser muy lineales, tampoco ofrecen demasiado atractivo.
La jugabilidad es uno de los grandes lastres del juego, la advertencia del principio está más que justificada, mejor con mando. El personaje reacciona tarde, es torpe de movimientos, le cuesta un mundo saltar, y cuando manejamos la espada el drama se acrecienta. Lamentable en este sentido, teniendo en cuenta que hay partes de plataformas.
Existen puzzles, muy básicos, que juegan con la física y los elementos del entorno, pero están poco explotados, algunas ideas podráin haber mejorado el juego. Incluso la propia mecánica de crecimiento daría para explotar la idea de muchas formas, estilo Fable.
Los personajes son escasos y no tienen diálogos, tan solo el "sabio" es el que nos orienta por el camino, el resto, incluido la protagonista, son meros comparsas. Además los enemigos resultan ridículos, tanto por diseño como por escasez e inteligencia. Ni siquiera el dragón se salva, los duelos con él son aburridos, carentes de épica.
Únicamente destaca en el juego la banda sonora, con temas interesantes orquestados, pero mejor escucharlos con calma puesto que no da tiempo debido a la escasísima duración del juego, otro de sus grandes lastres, en unas tres horas se puede completar incluidos sus logros. Insuficiente.
Me gustaría recomendarlo pero no puedo, durante la partida he sentido un sabor insípido, creía que iba a resultar algo original y entretenido, pero ha resultado ser una experiencia decepcionante y carente de alma, veremos si su próxima creación mejora el resultado. Me parece que han querido darle tanta relevancia a la historia que han creado que se olvidaron de lo más importante en un videojuego: la jugabilidad.
NOTA 4/10
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