Tiempo de juego:
33 minutos
No se por dónde empezar. Este juego se merece los 15 pavos que cuesta. Sí, se los merece, al menos si te gusta el plataformeo. PERO. Podría ser que aún gustándote el plataformeo no te pareciesen 15 pavos bien invertidos. Es posible. Me explico.
Klang es un juego, ante todo, colorido y neonizado. Aquí no te esperes encontrar paletas de color oscuras si no es en los fondos o en el escenario, y, desde luego, no te esperes encontrar una paleta de colores amplia. Tampoco te esperes un juego en blanco y negro, no, pero por lo poco que he jugado (prólogo y primera fase) Klang es un juego que utiliza el color en plan negativos. El prota y los ataques que le lanzan son lo que destacan por encima de todo, todo el resto es algo carente de importancia más allá del propio hecho del plataformeo. Es decir, aquí no te vas a encontrar un juego en el que tengas confusión de si eso te va a matar o no. No, aquí lo que mata, canta, ya sea porque esté resaltado con color, o simplemente porque sea un trozo de escenario que se te cae encima y... en fin, no hace falta resaltarlo, se ve bien, ¿no?
Esto no significa que el juego sea fácil. Nada más lejos. Lo que Klan no tiene de confuso lo tiene de trepidante. A medida que vas avanzando en el juego y las fases, todo es más fast paced y tienes que hacerlo todo del tirón. Y lo peor es que como los enemigos que te lanzan ataques son coloridos, y tienes una alerta de que el ataque te va a llegar, e incluso del timing necesario para devolverlo, PARECE fácil. Pero no tanto. Una vez te acostumbras a saltar rápido, deslizarte y demás, el juego tiene una dificultad decente, pero un error te puede llevar a la ruina y a tener que volver a empezar de nuevo desde el último punto de control. Lejos de ser un juego en el que tú puedes establecer el ritmo, el ritmo del juego te viene marcado por los beats de fondo, una banda sonora que de esta forma cobra enorme importancia. Tampoco quiere decir esto que el juego tenga que ser jugado a la fuerza con sonido, pues las alertas de pantalla te permiten jugarlo solo visualmente y poder pasarlo bien, pero estarás disfrutando la mitad de la experiencia, tanto porque la banda sonora es maravillosa, como por el hecho de que aunque el apartado visual es con lo que realmente se juega el juego y dónde ves que te van a atacar, muchas veces la banda sonora te da pistas de en qué momento saltar, o en qué momento devolver el ataque, etcétera. Todo está perfectamente sincronizado, y llega un momento en el que devolviendo ataques no tienes claro si eres un dj al que han desterrado de sus platos y a los que intenta volver, o un batera de un grupo de disco-trance. Cómo se entremezcla la banda sonora y cómo te ayuda a concentrarte, de forma similar a cómo entrenarías en un gimnasio golpes de boxeo con el 1, 2, 3, 4, y cómo el juego te va incrementando la dificultad progresivamente y tú sientes cómo vas concentrándote cada vez más, es sencillamente glorioso.
Cómo resultado de todo esto, tenemos un juego de plataformeo que no es al uso, que es más una mezcla entre un juego de plataformeo y uno de estos de hacer comandos al ritmo de la música. Lo curioso es que funciona, es divertido, con un apartado visual más que decente, y, desde luego, se disfruta sobradamente. Ahora bien, si me preguntáis... ¿merece la pena gastarse 15 pavos? Sí, si os gusta mucho el plataformeo y/o, especialmente, los juegos de comandos o la música dance trance techno. Si no, recomiendo que lo cojáis en rebajas, porque por menos de 5 euros tenéis un juego de plataformas disfrutable, que no llega a la dificultad de Super Meat Boy, quizá, pero que tampoco es sencillo y es lo suficientemente desafiante como para mantenerte entretenido y qué, sobre todo, te hará botar en el asiento y querer mover los pies. Ese es su punto fuerte, la combinación de plataformeo con música y lo bien que lo engrana. Un merecido 7 alto sobre 10. Jugadlo, no os arrepentiréis.
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