Tiempo de juego:
712 minutos
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[h1]Esta reseña no contiene spoilers[/h1]
En 2003, seis años después de la salida de su segunda parte que maravilló a fans y crítica especializada a partes iguales, salió al mercado la tercera parte de esta saga.
En esta ocasión, George y Nicole iban a enfrentarse a un nuevo misterio relacionado con las leyendas de un Dragón Durmiente y con los Templarios, cuyas investigaciones comenzarían con el asesinato de un programador informático y unos terribles terremotos que estaban azotando la tierra.
Como tal el argumento no está mal, y sigue ofreciendo sus buenas dosis de intriga y misterio, aunque la reiteración con el tema de los templarios ya empezaba a oler un poco. Que ya no estábamos en 1996, al fin y al cabo.
Una de las mayores diferencias que tenía esta tercera parte con respecto a sus dos anteriores es que se pasó de entornos 2D a un sistema 3D, el cuál era la última tendencia por aquel entonces.
Ya por aquel entonces las aventuras gráficas estaban abandonando completamente su edad de oro, y las empresas se esforzaban por buscar nuevos métodos para seguir atrayendo a la audiencia.
Fue un error bastante grave, para qué negarlo, pero es muy fácil y ventajista analizar la situación desde la distancia, obviamente.
Aunque para ser totalmente justo, hay que decir que este juego es francamente inferior a sus partes anteriores, y no solo por utilizar las 3D.
La trama, los puzles, las conversaciones, los personajes… todo es notablemente inferior a las anteriores aventuras de George y Nicole.
Pero eso no quita para que el juego pueda llegar a disfrutarse. Las dos primeras aventuras son de sobresaliente, y esta tercera es de aprobado raspado o de Bien bajo. Tan simple como eso. Que no llegue al nivel de las anteriores no es para que directamente tiremos a la basura esta tercera entrega.
Los entornos 3D son bastante menos agradables a la vista que los pintados a mano usados con anterioridad, pero tienen una buena calidad e incluso hoy en día demuestran la robustez del motor del juego al soportar altas resoluciones.
Esto se traduce en que los gráficos, aun a día de hoy, están muy definidos, con lo cual la experiencia jugable, al menos en su vertiente gráfica, es agradable.
Por lo que respecta al control del mismo, todo cambia respecto a las aventuras anteriores. Ya el juego no se controlará con el ratón, sino con el teclado. Aunque también se puede utilizar un mando, funciona perfectamente y es lo más recomendable para poder disfrutar la aventura con garantías y sin frustraciones.
En lo tocante al idioma, el juego solo está disponible en inglés en Steam, pero si visitas la sección de guías podrás encontrar una que ofrece la posibilidad de dejar el juego en español, con voces incluidas, mediante descarga de archivos.
Ahora entremos en lo más peliagudo del asunto: su sistema jugable.
El juego como tal sigue ofreciendo las mismas características jugables de antaño respecto a la utilización de objetos con el entorno al más puro estilo clásico de una aventura gráfica.
Tendremos nuestro inventario con diferentes objetos donde podremos combinarlos entre ellos o con el entorno, como también las conversaciones típicas con los personajes que nos facilitarán información para poder seguir obteniendo pistas y avanzando en la aventura.
Como puedes ver, parece que todo funciona del mismo modo que con cualquier aventura gráfica de siempre. Pero no es así.
Los desarrolladores quisieron aprovechar al máximo el nuevo entrono 3D que ofrecía el juego, e incluyeron acciones que para nada están relacionadas con el mundo de las aventuras gráficas, y sí con juegos de plataformas.
Escalar, saltar correr, esconderse y otros pequeños añadidos están presentes en la aventura para “deleite” del aventurero de pro.
En principio, esto no representa un problema mayor, ya que estas nuevas incorporaciones están técnicamente bien implementadas, y si no eres demasiado puritano podrás pasarlo por alto sin problemas.
Lo que si ya es bastante extraño, y por extraño me refiero a que debería investigarlo un psicólogo, es que el juego esté permanentemente planteando al jugador la necesidad de solventar puzles con cajas. Realmente hasta me hace gracia escribir del asunto porque es tan absurdo que no tiene una explicación lógica.
Durante la aventura nos encontraremos con cajas dispuestas de tal manera que para poder seguir adelante tendremos que empujarlas en un orden determinado para abrirnos camino.
El puzle como tal es gracioso, ya que exige cierta capacidad de raciocinio para trabajar con la disposición de las cajas e ir moviéndolas acorde al camino que iremos abriendo entre ellas.
El problema viene cuando una y otra vez nos vamos encontrando ese mismo puzle en diferentes localizaciones. Al principio es como, “Vaya, un puzle de cajas. Qué gracioso”, a la segunda será como “Vaya, otro puzle de cajas”, a la tercera, “Joder, otro puzle de cajas”, y ya a partir de la cuarta será algo como “¿Pero que @#*!nes pasa con las cajas? ¡¿Qué mier@# es esto?!... y pasarán muchas veces más.
Yo siempre he pensado que entre los desarrolladores tenía que haber un auténtico amante de las cajas o algo parecido, porque desde luego no tiene ningún sentido tal reiteración.
Aun así, con sus grandes defectos, esta tercera entrega de Broken Sword no me parece tan mala como mucha gente la considera, ni mucho menos. Bien es cierto, como ya he comentado, que no llega ni de lejos al nivel de las dos anteriores, pero es una aventura que se deja jugar, mejor con mando, y que si no le pides mucho puede ofrecerte unas 10 horas de entretenimiento moderado.
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