Reseñas de Blue Fire

Blue Fire es un pequeño juego pero con un inmenso corazón, con un control bastante bueno y que te va a entretener de principio a fin. No tiene grandes pretensiones, solo quiere que lo pases bien el rato que vas a estar dándole. El argumento está ahí: cumplidor. Es bastante simplón y es una historia más pero por lo menos sirve de excusa para las 8 horas que dura (algunas más si quieres hacérselo todo). Presenta un mundo misterioso y una mitología interesante… pero como el propio juego está diseñado para ser sencillo y ágil, no te va a dar tiempo a poder paladearlo, saborearlo. El combate es bastante simple pero efectivo. El sistema de habilidades también es simple. Todo en este juego es sencillo, es muy difícil no entender qué es lo que te está pidiendo y tiene sus puntos bastante desafiantes, en especial los relacionados con el plataformeo en algunas de las zonas especiales. Nunca te va a ahogar, y puede pecar de ser excesivamente fáciles: el combate no es ningún reto: son un trámite. Los diversos biomas que tiene el juego son muy diferentes entre sí y le aportan un toque único a la jugabilidad. Hay pequeñas misiones aquí y allá que son curiosas, para intentar justificar y romper la posible monotonía. Por supuesto, son un detalle más. Sencillo. Las secciones de plataformas extremas son bastante gratificantes precisamente por la agilidad que tiene el personaje. Te van a picar y, a base de ensayo-error, al final se terminan superando. La banda sonora no está maleja, acompaña bastante bien aunque no se me ha quedado ninguna melodía memorable (escribo este análisis tras haberlo jugado a inicios de este año). En conclusión: Blue Fire no inventa la rueda, no lo pretende. No destaca en nada, no sienta cátedra, ni tampoco era el objetivo. Quiere que te sientes y te lo pases bien, ya está. Y eso lo hace sobradamente bien. Cuando pase el tiempo, te quedará el recuerdo de que pasaste un buen rato y de lo ágil que era todo. Que era sencillo… en todos los sentidos, para lo bueno y lo malo.