Tiempo de juego:
505 minutos
La idea del juego es atractiva: se asemeja a Civilization, pero adaptado a un juego de cartas que es fácil de jugar y donde las partidas duran un poco más de cinco minutos. Además, capta la atención visualmente gracias al inspirador, aunque algo tosco, pixel art que ilustra las cartas. Entonces, ¿qué ha podido salir mal? Pues todo.
La jugabilidad es sencilla. Cada jugador tiene que ir jugando cartas históricas de distinto tipo (personajes, tecnologías, herramientas, etc), prestando atención a las distintas sinergias que se crean entre ellas para ganar más puntos. Por ejemplo, las cartas de "Isla", "Navegación" y "Nuevo mundo" se complementan entre sí, por lo que conviene jugarlas juntas siempre que se pueda. El gran problema es que hay una excesiva aleatoriedad en el juego, y la victoria o la derrota dependen demasiado de tu suerte a la hora de robar las cartas que necesitas. Hay algunas formas para obtener las cartas concretas que uno quiere, como la carta de "Comercio", pero no son suficientes para salir del encorsetamiento del azar.
Además, la variedad de cartas es muy pequeña, y el juego, en vez de presentártelas poco a poco para que te vayas haciendo a ellas, te las ofrece todas desde el principio. De este modo, en tan sólo dos o tres partidas, que, recordemos, se juegan en tan sólo quince o veinte minutos, uno ya ha visto todas las cartas disponibles. Así pues, la monotonía llega extraordinariamente rápido.
A eso hay que añadirle que el juego está plagado de bugs. Una vez he tenido un crasheo directo al escritorio, pero eso no es lo más grave ni de lejos. Como el juego está lleno de diferentes tipos de cartas que se hacen referencias unas a otras con sus bonus de puntuación o efectos especiales, demasiadas veces el juego calcula mal las puntuaciones finales o se equivoca al resolver los efectos, quedándose uno ojiplático al ver como su jugada maestra que le habría dado la victoria si el juego hubiese seguido sus propias normas acaba como un fracaso absoluto. Asimismo, la IA es un completo despropósito: el ordenador se autosabotea a sí mismo constantemente, destruyéndose sus propios edificios, quitándose cartas que le habrían sido útiles para hacer combos, o forzando el final de la partida cuando va perdiendo.
En fin, si los desarrolladores arreglasen la IA para que ésta no fuese más tonta que un saco de piedras, puliesen los bugs e hiciesen que las cartas funcionasen correctamente, añadiesen un mayor número de cartas para dar más variedad, y arreglasen el tema de la absoluta dependencia de la suerte, otro gallo cantaría, pero que tal como está ahora, soy incapaz de recomendar este juego.
Nota: 3 de 10.
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