Reseñas de B-17 Flying Fortress: The Mighty 8th

es uyna simulacion bien lograda, claro está, con las limitaciones de la época en lo que a gráficos se refiere. pero lograron un juego bien en lo referente a la simulacion propiamente dicha, en mi opinion es un 7.5 de 10

Este juego es viejuno, pero no hay nada mejor si amas esas fortalezas volantes. Empecemos con las cosas chungas: Es posible que los gráficos fueran la poIIa cuando salió este juego, pero hoy da entre risa y pena. Olvídate de sombras dinámicas, ambient oclussion y filtros anisotrópicos -suena a droga-. Imagina el viejo IL-2 1946, pero peor. El interior del bombardero es una buena recreación del B-17G, pero no es posible mover la cámara, ya que es un fondo 2d con muñecotes 3d, como los primeros Resident Evil o el Final Fantasy VII. Los tripulantes tienen más ángulos que los corsés de Madonna, tienen muñones en lugar de manos, los efectos de humo parecen serpentinas, las trazadoras están hechas con el paint, y las texturas tienen menos resolución que Julio Salinas cara a puerta. El B-17 FF luce como el cuIo en 2020, vamos. El sonido no está mal, pero tampoco te esperes una maravilla. Las voces bien (en inglés, claro), disparos y explosiones decentes, y motores reguleros. No es lo peor del juego. La interfaz es cretácica y no demasiado intuitiva. Al final te haces con el truco, y algunos menús radiales apuntan maneras, así que tampoco es que sea infumable. ¿La cosa no pinta bien? Pues espérate a los bugs. Empezando por problemas de resolución, cuelgues en los peores momentos, y cosas raras hasta decir basta, los bugs del B-17 te harán creer que Star Citizen es un juego pulido. Entonces el Mighty Eighth es un zuruIIo de mono y es mejor no tocarlo ni con un palo, ¿no? La verdad es que lo que hace bien, nadie lo hace tan bien. Tampoco nos equivoquemos: no es un juego para todo el mundo. Hablamos de un género de nicho bastante reducido, y me refiero a la fascinación por la campaña aérea en Europa durante la 2GM, y especialmente a las tripulaciones de los B-17 de la Temible Octava Fuerza Aérea. El B-17 II captura esa esencia a la perfección y proporciona la experiencia más auténtica de lo que tuvieron que vivir esas tripulaciones mezclando simulación y roleo con un nivel de detalle que quita el hipo. El B-17 FF: TME estaba avanzado a su tiempo, aunque con las limitaciones propias de su época. Las físicas no son tan realistas como en el Battle of Stalingrad o el DCS, pero ya proporcionaba (en el año 2000) la cabina clicable y un arranque realista. La lista de detalles es interminable: Los bombarderos del escuadrón hacen taxi y despegan uno por uno en la pista principal contra el viento, es posible transferir combustible de un depósito a otro, pinchazos en las ruedas, averías, armas que se encasquillan, o la mejor representación del visor Norden hasta la fecha. No en vano los chicos de Wayward contaron con el asesoramiento del Mayor Joseph Worsley, quien sirvió como bombardero en el 462nd BG abordo de un B-29. Sin embargo, normalmente no tendrás que encargarte del pilotaje mucho más allá del despegue y aterrizaje (a no ser que quieras hacerlo, claro). La IA se hará cargo de mantener el rumbo y seguir el plan de vuelo mientras tú te ocupas de otros asuntos. Y hay muchos asuntos de los que ocuparse, amigo. Aquí entra el auténtico jugo del B-17: la gestión de la tripulación. Los muchachos tendrán cierta iniciativa, pero son un poco paquetes si no tomas las riendas, como ocupar sus posiciones para hacer frente con las ametralladoras del calibre .50 a los 109 y 190 de la Luftwaffe. Curiosamente, es el único simulador en el que los enemigos atacan a bombarderos pesados de forma realista. Lo harán desde arriba, a nivel, desde abajo, de frente, de lado, etc. En simuladores más modernos y sofisticados se puede comprobar con desesperación cómo los cazas atacan a los "gordis" una y otra vez desde las seis y son despedazados por los artilleros de cola. Es en el roleo de la tripulación donde realmente brilla el B17 FF. Todos y cada uno de los tripulantes tienen trabajo que hacer -algunos más que otros, y te estoy mirando a ti, radio operador-. Es importante hacer la tarea del navegante de forma manual o nos perderemos sobre Alemania, ocupar el puesto del bombardero cuando llegue el momento de soltar los pepinos con precisión sobre esa fábrica de Messerschmitt, atender a tripulantes con ataques de pánico o heridas a causa de FlaK, darle a una manivela para que cierre la compuerta de bombas que se ha quedado atascada, y un largo etcétera. Las misiones no son cortas, y tus chicos van a sufrir. Tanto es así que acabas cogiéndoles cariño y llorando su pérdida en el caso de que un Focke Wulf los reviente. Llegará un sustituto, y al principio lo mirarás con desdén, hasta que te encariñes con él igualmente. El objetivo es simple -que no fácil-: sobrevivir 25 misiones. Pones un nombre a tu bombardero, pones nombre a tu tripulación inicial (si no te gustan sus nombres por defecto) y empieza la aventura. Desde el briefing hasta que vuelves a tu base volando con dos motores, el timón roto y la mitad de la tripulación herida. Todo un reto. Como dije al principio, si lo que buscas es una experiencia realista de bombarderos durante la 2GM y no eres un tocapeIotas de los gráficos, este es tu juego.